jueves, 23 de mayo de 2013

PAISAJES DE COLOMBIA AMAZONIA


La amazonia 


La Amazonía colombiana comparte con la cuenca hidrográfica del río Amazonas ciertos rasgos de clima y morfología. El 70% de esta inmensa región, está cubierta de bosques tropicales húmedos tipo hylea, para cuyo desarrollo se requiere de una temperatura media superior a los 22" y una precipitación anual superior a los 2.000 mm., con lluvias constantes, repartidas a lo largo del año y un período seco, corto y marcado.
Se encuentran en Colombia algunas de las áreas con mayor precipitación de la cuenca amazónica: en los altos ríos Putumayo, Caquetá, Napo, en la región fronteriza con Venezuela y Brasil, en el Guainía y Vaupés este alcanza los 3.500 - 4.500 mm anuales. Estas áreas habrían conservado la vegetación selvática durante varios períodos largos en el pleistoceno y holoceno cuando, al bajar la temperatura y disminuir la pluviosidad por efectos de episodios glaciales, grandes extensiones de bosque fueron transformados en sabanas. En estas áreas con mayor pluviosidad se habrían refugiado especies de animales y de flora de adaptación selvática. El aislamiento prolongado de estos refugios, habría permitido que sus habitantes evolucionaran en formas distintas. Se explicaría así la amplia variación de especies de la Amazonía, donde no hay barreras geográficas que la justifiquen. Esta hipótesis se podría aplicar, durante los últimos episodios secos, a poblaciones humanas, para explicar la gran variación lingüística y la distribución de algunas características culturales dentro del área; sin embargo no ha sido puesta a prueba todavía por los arqueólogos (Meggers 1983, Domínguez 1983).

Morfológicamente la planicie amazónica es una inmensa región sedimentaria. Los sedimentos más antiguos , depositados durante el terciario, en un mar o lago salobre, sufrieron posteriormente procesos erosivos, de manera que el relieve es de lomeríos. Intercaladas en este paisaje hay elevaciones mayores, superficies aún más antiguas, reductos de formaciones montañosas del precámbrico, que forman mesetas y colinas rocosas y son parte del Escudo de las Guayanas. También sobresale en el relieve la región de pie de monte andino, formada por terrazas, serranías y terrenos levemente ondulados que se alínean en un cinturón al pie de la Cordillera Oriental. Los materiales que la constituyen provienen en su mayor parte de erosión y lavado de la cordillera, por lo tanto, allí pueden encontrarse los mejores suelos.
Las superficies más recientes están formadas por los sedimentos fluviales, que forman auténticas planicies a lo largo de los ríos más caudalosos. Se pueden distinguir en ellas tres niveles: terrazas antiguas del plioceno-pleistoceno , que hoy se encuentran sobre el nivel actual de los ríos, y las llanuras aluviales de inundación (várzea), con dos niveles, el más alto de los cuales se inunda cada 5 ó 10 años cuando vienen las grandes crecientes ("conejeras") y el más bajo, lo hace en un lapso corto de tiempo todos los años, y recibe periódicamente sedimentos rejuvenecedores, óptimos para la agricultura.
Los ríos que forman llanuras de inundación extensas, son frecuentemente, aquellos que nacen en las vertientes orientales de los Andes. Desde allí, arrastran sedimentos en suspensión que les dan una apariencia barrosa; de ahí su apelativo de "ríos de aguas blancas". Los sedimentos que cargan, propician el desarrollo de vida orgánica numerosa y variada. Otros ríos nacen dentro del Escudo de las Guayanas o en las superficies de denudación, atraviesan suelos empobrecidos y sus aguas cristalinas o ambarinas adquieren en gran volumen, una coloración oscura, debida a la presencia de minúsculas porciones de ácidos húmicos; de ahí su apelativo de "ríos de aguas negras"
Estos se caracterizan por su extrema acidez, pobreza de nutrientes y escasez de la fauna acuática.
Considerados en general los suelos de la Amazonía son pobres, tanto en materia orgánica como en minerales. Aún los del pie de monte y las vegas inundables son inferiores a los suelos andinos fértiles. Los nutrientes para la frondosa vegetación, no se encuentran en el delgado suelo, sino en la capa de hojarasca y detritus que lo cubre, de donde las plantas los obtienen directamente a través de raíces "alimentadoras" y hongos micorriza.
Al ser eliminado el bosque, los nutrientes se incorporan al suelo y son rápidamente lavados, o se descomponen debido a la alta temperatura y humedad. Por esta razón las tierras sometidas a prácticas agrícolas se deterioran progresivamente y es necesario que el usuario las abandone y adecúe otras por el método de tala y quema. Investigaciones arqueológicas recientes indican la presencia de suelos antrópicos profundos y ricos en materia orgánica, cuya génesis e importancia en términos de extensión y dispersión, son problemas sobre los cuales a la larga, el arqueólogo tiene la última palabra.
A continuación se resume la forma como los autores consultados establecen grandes divisiones dentro de esta extensa región, aparentemente homogénea. Domínguez, lo hace en términos de formaciones vegetales; Guhl, establece subregiones geográficas; Botero, unidades fisiográficas y Cortés e Ibarra, se basan en los suelos.




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